Autora: María Reyes Herrero Rodríguez
Aunque pensado inicialmente para los estudiantes francófonos, la autora ha comprobado en su experiencia docente, que una de las mayores dificultades que encuentran los alumnos de ELE en la morfosintaxis, sea cual sea su lengua materna es, sin duda, el uso tan peculiar que cada idioma hace de las preposiciones de lugar. Con esta finalidad elaboró este trabajo, que pretende ser útil tanto para el alumnado como para el profesorado.
Para el alumnado no francófono, convendría prescindir del estudio de las preposiciones francesas, para centrarse en la exposición teórica de las preposiciones españolas así como el apartado 3 completo, que, por su carácter lúdico, puede resultar atractivo.
O.- INTRODUCCIÓN. RAZONES DE ESTE ESTUDIO.
Cualquier estudiante de una lengua extranjera – múltiples encuestas y estudios[1] así lo avalan – reconoce que el uso de las preposiciones es una de las parcelas más complejas a las que se enfrenta. Esto se debe a que cada lengua ha establecido un complicado – podríamos decir incluso enmarañado – entramado del que es muy difícil apropiarse, por lo que son muy frecuentes los errores, fundamentalmente: cambio, equivocación, omisión y adición.
Las preposiciones se suelen clasificar en tres campos semánticos diferentes: el espacial, el temporal y el nocional (es decir ni espacial ni temporal). Ahora bien, mientras que ciertas preposiciones se emplean en los tres campos, otras se han especializado para uno u otro (Ej.: detrás de: lugar). Estas últimas son preposiciones muy marcadas y, desde ese punto de vista, podemos decir que las demás son más “incoloras”. [2]
Las preposiciones – señala Bastida –marcan un matiz dentro del sintagma que está impuesto casi siempre por su origen latino, pero que “al ser partículas tan exiguas, el uso ha ido desgastando algunos matices y dando a luz otros nuevos”. Dicho proceso, evidentemente, es peculiar de cada lengua, lo que hace que la dificultad para el estudiante de ELE sea grande.
En el caso particular del francés, como señala Bastida (p. 65, 66), la lengua francesa se caracteriza, en el empleo de las preposiciones por su concreción y precisión. La lengua española, por el contrario, es menos concreta, menos precisa y, por eso mismo, el uso de las preposiciones goza de una mayor libertad que el francés. Además (en realidad, también podríamos decir que es una consecuencia de lo anterior), el francés posee más preposiciones y locuciones prepositivas que el español. Claro que, continúa Bastida, la concreción y la extensión son las características que diferencian más y mejor las dos lenguas.
Para comprenderlas mejor, resulta muy útil analizar los semas o rasgos distintivos semánticos de cada una ya que son ellos los que determinan la función lingüística de la preposición. De esta manera, una preposición cualquiera marcará por su contenido una cierta relación espacial para un objeto dado: localización interior o no interior, desplazamiento hacia o hasta un lugar dado.
Son muchos, y muy variados, los estudios que se han escrito sobre estos temas utilizando, en numerosas ocasiones metodologías de corte contrastivo, que han probado sobradamente su eficacia para este tipo de publicaciones. También son muchos los trabajos que se han dedicado a proponer actividades para trabajar las preposiciones.
Este estudio – pensado fundamentalmente para estudiantes francófonos – combina las descripciones de cada una de las preposiciones españolas con las correspondientes en francés. A caballo entre el Análisis Contrastivo puro, el Análisis de errores y los estudios de Interlengua, no se limita a la reflexión, sino que concluye con unas propuestas de corrección muy concretas. De esta manera, pretende cerrar el círculo y convertirlo en un instrumento útil tanto para el profesorado de ELE como para el alumnado.
Se centra en las preposiciones de lugar. De ellas, solo se han seleccionado las cinco más frecuentes y complejas: a, de, en, por y para.
El orden que vamos a seguir es el siguiente[3]:
- En y a
- Por y para
- De
- PREPOSICIONES DE LUGAR
1.1. ANÁLISIS DE EN Y A
1.1.1. INTRODUCCIÓN
Los nombres de lugar pueden hacer referencia a un “límite simple” o a un “límite doble”.
Para los nombres de límite simple, podemos hablar:
De un lugar al que se ha llegado o se va a llegar cuando termine el desplazamiento (Voy a París, al campo, a la ciudad). La preposición asociada a este tipo de nombres es invariablemente a.
De un lugar de localización estático (el borde, la orilla). (Estoy a la orilla del mar, a la puerta de casa, al lado de la fuente).
Cuando B. Pottier habla de nombres de “límite doble” se refiere a todo espacio que puede contener algo, es decir de dos dimensiones (Estoy en el patio, en París, en casa, en la calle). La preposición asociada a estos nombres de límite doble es en.
Camprubi, sin embargo, ve necesario añadir un tercer grupo de nombres a los dos. Se trata de un grupo de nombres que representan el “punto”. Son la propia palabra punto (La casa está situada en un punto céntrico) y localizaciones del tipo en el centro de, en el medio de…. La preposición es también en, como en el caso del límite doble. Y esto se debe, según el mismo autor, a que el punto en realidad no es sino la reducción extrema de la extensión espacial, es decir del límite doble, su “caso límite” y esta asimilación es marcada por la lengua con el empleo de la misma preposición.
Estos tres grupos de nombres se pueden ver en el siguiente esquema:
La combinatoria de los términos en cuestión en la referencia espacial (nombres de lugar, verbos de desplazamiento o de situación, preposiciones) forma un todo y es particular para cada lengua.
Acabamos de ver, pues, la situación inicial del español. El caso del francés, como veremos más tarde, después de haber analizado el valor de las preposiciones en español, es sensiblemente diferente.
1.1.2. VALOR SEMÁNTICO DE LAS PREPOSICIONES
ESPAÑOLAS A Y EN
PREPOSICIÓN A La preposición a indica una relación frente a un límite (límite simple) de un espacio ulterior, es decir, en el que no se ha entrado. En otras palabras, una relación de no interioridad respecto al nombre. Su posición será siempre y forzosamente de este lado (pero sin llegar a él) del espacio delimitado porque, si se franquea dicho espacio, se produce automáticamente la interioridad y, por lo tanto, hay que usar en. Esta posición de no interioridad no implica ninguna precisión en cuanto a la distancia material del límite, que podrá ser muy grande o muy corta (de contigüidad, incluso).
Preposición EN Por el contrario, según lo que se ha dicho hasta ahora, la preposición española en expresa una relación con el espacio contenedor/límite doble o punto con respecto a los nombres que van con ella. Ello implica, para esta preposición, una idea de interioridad con relación a ese espacio en cuestión. Y este es el rasgo distintivo que Camprubi le atribuye como prioritario.
Antes de continuar, conviene precisar que, aunque no sean los únicos verbos afectados, según lo que hemos dicho hasta ahora, es evidente que los verbos de desplazamiento del tipo entrar, penetrar, que encierran también la idea de introducción, es decir, que implican traspasar el “límite” se utilizan siempre con la preposición en. Sin embargo, los verbos tipo llegar, venir, que evocan la fase última del desplazamiento, utilizan siempre la preposición a para formar con el nombre de lugar una expresión que habla, en su totalidad, de un lugar al que se ha llegado, pero en el que no se ha penetrado.
1.1.3. EQUIVALENTES FRANCESAS
Frente al sistema español, muy simple, el francés muestra una cierta complejidad.
En primer lugar, en contraste con el español el francés usa à en frases como Je suis à la maison, Paris, la campagne, l’école…
Sin embargo, cambia de preposición (ya no es à, sino dans) cuando el nombre de lugar no se combina con el artículo definido (Il habite dans une ferme, ce village…).
¿Por qué? Porque en francés se da[4] una diferencia fundamental de función entre una preposición “localizadora” (caso de à) y una preposición “configuracional” (caso de dans o de sur). Así, la localización stricto sensu, que podemos calificar en general de “geográfica” se hace con relación a un lugar que el hablante podría siempre especificar (lugar conocido y tomado como tal), y de ahí la determinación con ayuda del artículo definido, que es el artículo que presupone conocimiento (Il est à la maison, à l’école…).
Por el contrario con una preposición que no sea à, se quiere indicar una situación de interioridad, especialmente del “blanco” en oposición al “emplazamiento” o incluso una situación de superposición. Más exactamente, según Vandeloise, una relación “portador/portado” en el caso de sur (Le livre est sur la table, La mouche est sur le mur).
En definitiva, para hacer el balance de las consideraciones precedentes con respecto a las dos lenguas, diremos que mientras el francés distingue bien entre los dos tipos de preposiciones (à / dans) para asignarles las dos funciones, localizadora / configuracional, el español discrimina menos estas dos funciones, pero pone el acento en que la preposición en se usa para localizar y describir una situación de interioridad, mientras que a localiza y representa una situación de no interioridad.
PREPOSICIÓN A
La preposición española a marca una situación espacio-temporal y puntúa, formando parte, a veces, de un sintagma extensivo-temporal. A menudo contiene un tono impreciso.
Según Bastida, como preposición de lugar, equivale a las francesas à, en, de, dans, chez.
Uno. Español a – Francés à
En las frases 1, 2, 3, 4, hay coincidencia de preposición aunque las razones no sean las mismas:
En español usamos a porque indica un límite simple, ya que en todos los casos se ha llegado o se va a llegar cuando termine el desplazamiento al lugar en cuestión. Dicho de otra manera, se trata de un espacio no interior.
En francés se usa à porque es una preposición localizadora, geográfica, que hace referencia a un lugar conocido y dicho conocimiento se marca con el uso del artículo determinado (Arriver à la maison; Aller au – *à le – kiosque à journaux), para que no quede ninguna duda. Dicho artículo no aparece en 1 y 3 porque los nombres de ciudades – 1. Aller à Toledo; 3 Venir à Madrid – no admiten artículo a no ser que vayan acompañados por un epíteto o por un complemento, que no es el caso.
Dos. Español a – Francés en
En las frases correctas 5, 6 (y 7, que veremos luego) así como en las incorrectas a y b no hay coincidencia.
En las frases 5 y 6 (Irá a Inglaterra, Viene a Suiza) mientras que el español considera prioritario representar la situación de no interioridad, el francés prefiere marcar el acento en el aspecto no localizador de la preposición.
Las frases erróneas a y b tienen exactamente el mismo esquema que 5 y 6 (español a / francés en) y, por eso precisamente se produce el error. El caso de la frase c es diferente porque el error no se produce en la preposición, sino que hay un uso incorrecto del artículo cuando acompaña a un nombre de país, ya que, frente al español (que, aunque con algunas excepciones, no usa artículo con continentes, países, regiones, islas y ciudades, excepto cuando es una denominación plural o compuesta, Los Países Bajos, o una expresión lexicalizada, El Líbano), el francés obliga a poner artículo determinado delante de los nombres propios de continentes, países, provincias, montañas y otros nombres geográficos.
Tres. Español a – Francés de
Una vez más, el español marca fundamentalmente la posición de no interioridad. El francés, sin embargo, prefiere marcar el origen de la aproximación (de = de ce côté).
PREPOSICIÓN EN
El estudio contrastivo de la preposición en es más complejo. De hecho, hay autores (cf. Schmidely) que, consideran que la española en tiene dos correlatos en francés:
En ? {En, dans
Su estudio no es, como ya se ha mencionado, semántico, sino de frecuencia, porque un estudio semántico nos daría más correlatos para en (Bastida, en una primera conclusión):
En ? {En, dans, sur
Pero ambos se quedan cortos, ya que, en muchas ocasiones la española en corresponde en francés a à, tal y como se ve en el cuadro que sigue, aunque, como veremos después, sólo ha causado un error (A).
El propio Bastida, quien considera esta preposición como una de las más complejas en su estudio contrastivo con el francés, propone más tarde, además de las antes mencionadas, par y de como equivalentes francesas a la española en (locativa). A continuación añade que en español se usa mucho más que en francés.
Uno. Español en – Francés en
Tanto en español como en francés, la preposición en, muy polivalente, posee entre otros, un valor locativo. En ambos idiomas, dicha preposición marca, en general, una relación estática. Las causas de las diferencias entre los dos idiomas, que son de carácter histórico, no nos interesan ahora. Lo que nos interesa es el uso. En francés, se emplea ante sintagmas no precedidos de artículo (cf. 1: En Espagne), por lo que su uso queda bastante reducido.
Dado que en francés su uso es limitado y coincidente con el español, se producen pocos errores.
Dos. Español en – Francés dans
Dans, ya lo hemos dicho, marca un matiz de interioridad en una extensión espacio-temporal limitada. Como preposición de lugar, que es lo que ahora nos interesa, se produce una oposición facultativa, que no afecta al sentido, entre En un lieu agréable / Dans un lieu agréable.
Tres. Español en – Francés sur
La oposición en / sobre se da en español de forma muy diferente al francés. En primer lugar porque es mucho más amplia que la francesa y se produce sólo en algunas locuciones (En la mesa / Sobre la mesa). Además en español, siempre según Bastida, entre las dos expresiones hay una diferencia semántica, de perspectiva (respectivamente, horizontal / vertical) y de distancia (respectivamente, lejanía / cercanía). En francés, sin embargo, siempre emplearemos sur para estos casos.
Esta diferencia, sobre todo en niveles tempranos del aprendizaje del español, puede producir errores.
Cuatro. Español en – Francés à
La preposición à francesa equivale con mucha frecuencia a la española en, puesto que, frente a la española a, que lleva en la mayoría de los casos asociado un movimiento, el francés casi siempre prescinde de esta característica. Y, cuando sucede esto, à francesa equivale a en española.
1.2. ANÁLISIS DE POR Y PARA
1.2.1. INTRODUCCIÓN
Por y para son dos preposiciones muy “incoloras”. Sus usos son múltiples. Sin embargo, frente a lo que ocurre con a y en, no tienen un uso demasiado extendido como preposiciones de lugar.
1.2.2. VALOR SEMÁNTICO DE LAS PREPOSICIONES
ESPAÑOLAS POR Y PARA
PREPOSICIóN por
El diccionario de la RAE, de un total de veinte, solo contempla dos usos relacionados con el lugar. Como número dos señala: “Se junta con los nombres de lugar para determinar tránsito por ellos” y pone este ejemplo: Iré a Toledo por Illescas. Para la acepción número diecisiete dice: “A través de”.
PREPOSICIóN para
La RAE señala en su diccionario solo dos usos (de un total de 13) de lugar. Como número dos: “Hacia, denotando el lugar que es el término de un viaje o movimiento o la situación de dicho lugar”. El uso número tres dice así: “Lugar o tiempo a que se difiere o determina el ejecutar una cosa o finalizarla” Y este es el ejemplo propuesto: Pagará para San Juan.
Esto no quiere decir, sin embargo, que no tengan ambas, como preposiciones de lugar, unos matices muy ricos, como vamos a ver a continuación, pero sí tendrá otras consecuencias que luego comentaremos.
Camprubi (1999, 43-44), siguiendo la teoría de B. Pottier, señala que las preposiciones por y para, cuando indican lugar, llevan un rasgo semántico añadido “prospectivo / retrospectivo”, es decir “preposición de delante” (para) frente a “preposición de detrás” (por) en un esquema básico en el que cada preposición introduce un complemento situado cronológicamente antes o después del acontecimiento (proceso) en cuestión. De esta manera, estas preposiciones dan una “visión” que orienta hacia un lugar, para el caso del espacio, que es el que nos ocupa ahora, que está situado delante del locutor; dicho de otra manera un lugar de destino. O, al contrario, las preposiciones dan una visión de lugar o hecho situado detrás. Propone el siguiente ejemplo: Me marcho para América. Aquí hay una visión de lugar colocado delante, por lo que para posee el mismo rasgo que a. En contraposición, por posee el rasgo retrospectivo de preposición que dirige su mirada hacia atrás.
De todas formas en el campo espacial que estamos considerando, podemos proponer, continúa el autor, la posibilidad de una neutralización de la oposición en cuestión y atribuir entonces a por el rasgo de visión “coincidente” (como podríamos hacerlo para en y a, en el caso de una localización estática). Sin embargo, la preposición por tiene un valor netamente “retrospectivo” al que aporta una cierta idea de causa. Ejemplos: Estoy en el patio / Me paseo por el patio. Entre en y por, ambas de localización “interiorizante”, la diferencia estriba en el rasgo de desplazamiento que contiene por.
En resumen, en el campo espacial, la diferencia entre por y para es tan clara que por no aparecerá nunca cuando el espacio es un lugar de destino, ya que este empleo está reservado exclusivamente para la preposición para (cf. Me voy para casa – Salió para Alemania), oposición que podemos describir, en definitiva, como representativa del rasgo /prospectivo/ con para y /coincidencia/ (o neutro) con por.
1.2.3. EQUIVALENTES FRANCESAS
Bastida hace una breve, aunque muy oportuna, referencia a la gramática histórica y dice que la preposición por española ha asumido las circunstancias que la preposición latina per poseía y ha añadido otras sustraídas a pro. Su concurrente francesa, par, sólo ha asumido algunas circunstancias asumidas por per y todas las demás se han agregado a los usos de pro = pour francesa. Esto explicaría el hecho de que mientras que en español por se emplee más que para, pour sea mucho más frecuente que par (cf. Schmidely).
Par: El diccionario Larousse contempla como primer y único uso espacial (de un total de 6) el de lugar por el que se pasa (Passer par Paris).
Pour: El mismo diccionario señala una relación de dirección o destino (Partir pour la campagne).
En resumen, tanto las españolas como las francesas son preposiciones muy polivalentes o “incoloras”, pero con no muchos usos como preposiciones de lugar.
PREPOSICIóN para
La preposición española para aporta, según Schmidely, una sensibilidad al punto de partida que diferencia la preposición española para de a y le permite concurrir no sólo a la expresión de la orientación o de la finalidad, sino también a la de un distanciamiento tanto temporal como apreciativo (Salió para Lisboa).
PREPOSICIóN por
Como señala Bastida, la preposición por (francés par) con valor locativo tiene muchas veces en español un valor de movimiento a través de un lugar, casi como el de a través de; la única diferencia estriba en la perspectiva: vertical en por; horizontal en a través de. La misma diferencia de perspectiva se da en sus correspondientes francesas.
Uno. Español para – Francés pour
Este matiz de distanciamiento temporal y apreciativo se observa bien en la intención de las frases a y b: * Me marché por mi piso, * A la venida por mi piso. Expresadas en un contexto en el que había terminado las clases y se distanciaba de la Universidad, y no sólo físicamente, el distanciamiento apreciativo parece evidente. No se aprecia, sin embargo, en ningún caso ese valor de movimiento a través de un lugar arriba mencionado ni tampoco un movimiento a través de un lugar, pero sin límite final.
Dos. Español por – Francés par.
No generan apenas errores.
1.3. ANÁLISIS DE DE
1.3.1. INTRODUCCIÓN
La preposición española de es la más frecuente de todas. Es lógico pensar que su elevada frecuencia venga dada por su polivalencia, y así es. Es una preposición muy rica en matices, tanto en español como en francés. Entre otros usos destacan los siguientes: origen, causa, condición, pertenencia, complemento del nombre, complemento agente… En general, expresa fundamentalmente un movimiento de procedencia (Ej.: en la expresión morir de sed, la procedencia – causa en este caso – es la sed).
En español, de puede depender de un adjetivo, ya sea verbal o nominal (en francés, es muy raro que dependa de un adjetivo nominal).
1.3.2. VALOR SEMÁNTICO DE LA PREPOSICIÓN de
Camprubi (2006,5) estima que esta preposición comparte con por su valor “retrospectivo” cuando indica lugar de procedencia (Vengo de casa) frente a un destino de desplazamiento (Voy a casa) con un valor claramente prospectivo.
Una particularidad de esta preposición de lugar, como señala Bastida, es que puede sustituirse en ciertos casos por la preposición desde:
En construcciones correlativas de…a, desde…hasta. Ahora bien, hay una diferencia entre ambas, pues mientras la primera marca, sobre todo los límites de un espacio determinado, desde…hasta marca, en especial, la extensión espacial fijada entre dos límites (Fue desde Cibeles hasta Goya / Fue de Cibeles a Goya).
En construcciones no correlativas (Llegaba desde abajo / Llegaba de abajo). En estos casos, desde marca un movimiento durativo o extensivo, mientras que de no marca ninguna extensión espacial.
1.3.3. EQUIVALENTES FRANCESAS
En uso locativo de origen, el francés coincide con el español (Viene de París / Il vient de Paris).
Con respecto a la sustitución por otra preposición, hemos de decir que en francés existen los mismos correlatos (De…à, depuis…jusque). La diferencia estriba en que la lengua gala prefiere la correlativa de…à para las construcciones locativas y reserva depuis…jusque para las temporales extensivas.
En construcciones no correlativas, la norma francesa tiende a usar depuis y dès con valor temporal y de con valor locativo. Depuis y dès no se usan actualmente con valor locativo.
Por lo tanto, con valor locativo
Español: de, desde
Francés: depuis, de, dès
Así pues, entre los usos comunes de ambas lenguas está el de origen y en este caso, ese movimiento de procedencia del que hablábamos antes se ve claramente. La RAE da como uso número 3 el siguiente: “Denota de dónde es, viene o sale alguien o algo” y pone los siguientes ejemplos: La piedra es de Colmenar. Vengo de Aranjuez. No sale de casa.
Como veremos un poco más adelante, es uso compartido con la francesa de, aunque cambia el orden de las acepciones: frente a la española, que ocupa el tercer lugar en el diccionario de la RAE, la acepción equivalente francesa es la primera.
El diccionario Larousse marca como primer uso de esta frecuentísima preposición “el lugar de origen” y pone los siguientes ejemplos: Venir de Paris, Eau de source. Esta definición coincide plenamente con lo que acabamos de decir a propósito de su homónima española. El resto de la exposición de este apartado va en la misma línea, por lo tanto, es de suponer, después de todo lo dicho, que no habrá casos de errores en nuestro corpus, y así es.
Vamos, sin embargo, a precisar la siguiente frase real: Me miraba desde arriba hasta abajo. En efecto, teniendo en cuenta todo lo que se ha expuesto al respecto, la frase es impecable. Sin embargo, resulta forzada. ¿Por qué? Porque en español disponemos de la expresión (locución adverbial, evidentemente, pero introducida por la preposición de, la que nos ocupa) que es ‘de arriba abajo’. Un nativo español probablemente nunca hubiera dicho Me miraba desde arriba hasta abajo[5], sino Me miraba de arriba abajo, quizá porque “arriba” y “abajo” son dos adverbios cuya extensión resulta difícilmente cuantificable.
2. ERRORES MÁS FRECUENTES Y REFLEXIONES AL RESPECTO.
Aunque algunos estudiantes cambian la preposición por otra partícula, el error más recurrente es, sin lugar a dudas, el cambio de preposición. Dicho error se produce en todas las preposiciones de lugar estudiadas.
Si consideramos error grave aquel que impide la comprensión y la comunicación, creando además malentendidos, podemos decir que en este campo no se producen errores graves. Frases como * Fui en la sala o *Marché por mi piso no impiden la comprensión, por lo que no pueden entrar en dicha categoría.
La preposición que presenta más dificultades es a, seguida de para.
Una buena parte de los errores está en relación con la lengua materna de los estudiantes. Y, aunque los investigadores sostienen que solo el 30% de los errores se debe a la interferencia, creemos que esas diferencias semánticas entre cada una de las preposiciones españolas y la/s equivalente/s en francés pueden tener bastante que ver con la lengua materna[6]. Si tenemos en cuenta que, además, las diferencias son únicamente parciales, quizá eso contribuya a complicar más el tema, dado que, como los alumnos no son conscientes de que existen, no pueden corregirlas.
No se nos pueden escapar, no obstante, otras razones que pueden causar los errores y que no tienen relación con la lengua materna de los aprendices: nos estamos refiriendo por un lado al uso bastante libre que se puede hacer de algunas y, por otro, a la gran cantidad de variaciones que presentan, lo que complica enormemente la selección de la preposición más idónea. Pensemos por ejemplo en esta frase: Me marché para/a/hacia mi piso, que nuestro alumno ha convertido en * Me marché por mi piso.
Fijémonos en la sutilidad de la diferencia entre las tres preposiciones, teniendo en cuenta la doctrina de la RAE. Como preposición de lugar, dice de a: “Indica la dirección que lleva o el término a que se encamina alguien o algo”. De hacia observa: “Denota dirección del movimiento con respecto al punto de su término”. Y, cuando se busca para, remite directamente a hacia en su segunda acepción: ‘en dirección a’. Es evidente que para un nativo español (más si es estudioso de la lengua) hay una diferencia clara entre a, por un lado, y para/hacia, por otro.
La primera indica dirección sin hacer alusión al movimiento y puede llegar también hasta el término del trayecto.
Las otras indican dirección del movimiento con respecto al punto de su término. No indican, pues, llegada al término propiamente dicho.
La diferencia entre para y hacia, por otra parte, aunque no sea semántica, puede deberse a una simple cuestión de gusto aunque con frecuencia dichos gustos obedezcan a razones históricas.
Ahora bien, estas y otras diferencias, cuando existen, son tan sutiles que resultan de gran complejidad para un estudiante de ELE, independientemente de su lengua materna.
3.CONSIDERACIONES DIDÁCTICAS
El término error debe ser desposeído de todas sus implicaciones negativas para cargarse positivamente. Está más que demostrado que es un elemento imprescindible para apropiarse de una lengua. Incluso hay autores que aún van más lejos: “El error vive su época de mayor gloria desde fines de los años setenta hasta nuestros días”, sentencia G. Vázquez (1999, 4).
Los errores nos van a servir para conocer mejor el proceso de aprendizaje y, por lo tanto, poder aprender (y enseñar) mejor, así como para decidir qué, cuándo y cómo corregirnos (y corregir).
Detectado el error, procede “curarlo” realizando actividades para:
1. Despojar la palabra error de toda la carga negativa y cargarla positivamente.
2. Favorecer la reflexión individual y colectiva, fundamental para el autoaprendizaje, a través de los errores propios y de otros compañeros, como:
A- Anotando los errores en la pizarra y buscando una explicación.
B- Pidiéndoles que busquen la norma incumplida y la expliquen al resto de la clase.
C- Comparando las frases incorrectas con las correctas correspondientes.
D- Ayudándoles a observar el uso que hacen los hablantes de español nativos.
E- Sensibilizando a los alumnos de la importancia de acudir a fuentes solventes (diccionarios, gramáticas, apuntes…).
F- Elaborando listados de errores con sus correspondientes correcciones y fichas.
G- Desarrollando la observación de las estrategias que ponen en marcha para no producir el error y ayudándoles a buscar sus propios ‘trucos’ para superar el problema.
H- Concienciándoles de la importancia de estas deliberaciones individuales y colectivas.
3. Practicar, con actividades específicas (si son lúdicas, motivadoras y alejadas de los ejercicios puramente mecánicos) las estructuras correspondientes.
Todas las actuaciones que acabamos de mencionar forman parte de un todo ordenado que denominamos TERAPIA, término que, en palabras de G. Vázquez (p. 65) indica “el conjunto de medidas orquestadas que se toman para paliar deficiencias pragmático-lingüísticas de la interlengua”.
Para despojar la palabra error de toda la carga negativa y cargarla positivamente, podemos aprovechar para trabajar en clase algunas frases célebres que, a lo largo de la historia, hablan del error[7].
Para favorecer la reflexión individual y colectiva, podemos aceptar algunas de estas propuestas:
Hoja reduce-errores.
Fichero de errores.
Ficha de trucos anti-errores.
Para practicar con actividades específicas, proponemos:
Texto completo con huecos (adaptado de R. J. Sénder, en 3 versiones de diferente grado de dificultad).
Escalera de anagramas compleja. Es una escalera de anagramas que se cierra completando y leyendo una serie de breves textos culturales.
3.1. ALGUNAS FRASES CÉLEBRES SOBRE EL ERROR
Evidentemente, cada profesor puede darles los usos que considere oportuno, pero nos interesa ahora recalcar que pueden servir a los alumnos para reflexionar sobre ello, lo que les ayudará a podrán perder el miedo a equivocarse.
“La ciencia se compone de errores, que, a su vez, son los pasos hacia la verdad”.
Julio Verne
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”.
Aristóteles
“El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor”.
Confucio
“Tu mejor maestro es tu último error”.
Ralph Nader
“Humano es errar; pero solo los estúpidos perseveran en el error”.
Cicerón
“Cada vez que cometo un error me parece descubrir una verdad que no conocía”.
Maurice Meterlink
3.2. HOJA REDUCE-ERRORES[8]
Una hoja reduce-errores es un listado de los errores más reiterados relacionados con uno o varios aspectos susceptibles de generar errores. Dicha lista puede estar escrita por el profesor y/o por el alumno, aunque está claro que sería mucho más eficaz que cada estudiante escribiera su propia lista.
1. Identificar un problema.
2. Explicar la regla correspondiente.
3. Ejemplificar.
4. Sugerir otra versión mejorada. No se trata necesariamente de la versión correcta según la norma, sino de una versión que intenta acercarse todo lo posible a aquello que se quiso decir.
5. Aportar versiones a través de las cuales se puede expresar la misma idea.
6. Aclarar la causa del error.
7. Aconsejar una terapia


3.4. FICHA DE TRUCOS ANTI-ERRORES.
La Ficha de trucos anti-errores es una tarjeta en la que, partiendo de los conceptos principales que hay que recordar y del listado de errores cometidos, se recopilarán las ideas (trucos, estrategias) de todos los alumnos de la clase para combatir los errores del tema trabajado, en este caso, las preposiciones de lugar: asociaciones nemotécnicas, imágenes visuales, juegos de palabras…

3.5. TEXTO CON HUECOS.
Este ejercicio de rellenar huecos en un texto con sentido completo[11] se ofrece en tres versiones (hemos transcrito antes el texto adaptado completo):
- Versión 1: Es la más sencilla porque al final del texto se le proporcionan, de manera desordenada, las preposiciones que se han eliminado del mismo.
- Versión 2: Es igual que la anterior, pero el alumno debe deducir del contexto el uso de las mismas.
- Versión 3: Se ha enriquecido el texto con más preposiciones y locuciones prepositivas (Ver nota) de lugar, que se dan al final del texto, aunque haya sido a costa de alejarnos un poco más (puesto que las versiones 1 y 2 son adaptaciones) del original de Sender.
Texto adaptado completo.
El cura esperaba sentado en un sillón con la cabeza inclinada sobre la casulla. En un rincón había unas ramas de olivo. La sacristía tenía dos ventanas que daban al pequeño huerto de la abadía. En la ventana entreabierta un saltamontes atrapado entre las ramitas de un arbusto trataba de escapar. El cura, con los codos en los brazos del sillón y las manos cruzadas sobre la casulla negra, seguía rezando.
El monaguillo se acercó a la sacristía y entró en ella. Cogió una campana que había en un rincón y se dirigió silenciosamente hacia la puerta. Ya iba a salir, cuando Mosén Millán, el cura, le preguntó:
— ¿Han venido los parientes?
— ¿Qué parientes?
— No seas bobo. ¿No te acuerdas de Paco el del Molino?
— Ah, sí, señor. Pero no se ve a nadie en la iglesia, todavía.
El chico salió otra vez al presbiterio pensando en Paco el del Molino. ¿No había de recordarlo? Lo vio morir. “Lo vi – se decía – con los otros desde el coche del señor Cástulo, y yo llevaba la bolsa con la extremaunción para que Mosén Millán les pusiera a los muertos el santolio en el pie”. Y después de su muerte la gente sacó un romance. El monaguillo sabía algunos trozos:








3.6. ESCALERA DE ANAGRAMAS COMPLEJA
Cierra este trabajo una actividad en la que se combina el elemento lúdico con la reiteración (en absoluto mecánica) del elemento que trabaja – las preposiciones de lugar – y la utilización de textos auténticos.
1.- Completa la frase con las palabras de la columna sombreada en oscuro.2.- Con los anagramas (que son palabras desordenadas) de preposiciones o locuciones prepositivas, completa la escalera.
3.- Utiliza algunas de ellas en los textos que se te dan a continuación.
Primera parte
- Las preposiciones de lugar precisan o matizan algunos aspectos del espacio.
- Hay preposiciones propias, formadas por una palabra:
- A, ante, contra, de, desde, en, hacia, hasta, para, por, sobre, tras
- Y también locuciones prepositivas[12], es decir, dos o más palabras que funcionan como una preposición. Estas son algunas:
- Al lado de, alrededor de, cerca de, debajo de, delante de, dentro de, detrás de, encima de, enfrente de, frente a, fuera de, junto a, lejos de…
- Pueden indicar distintos matices: posición, origen…
Busca en la escalera dos matices más (están en la columna central sombreada intensa) y completa con ellos la frase de arriba, la que tiene una letra diferente, al tiempo que resuelves los anagramas (algunas filas tienen dos palabras y la separación entre las mismas está sombreada más clara).
Segunda parte.


Tercera parte
A continuación tienes seis breves textos sobre la situación de otros tantos monumentos artísticos y/o lugares de interés de España. Completa los textos con algunas de las preposiciones de la escalera.








En este análisis de las preposiciones de lugar, basándonos en un estudio semántico de las mismas, hemos tratado de sintetizar la problemática de los francófonos frente a dichas complejas y temidas partículas.Nuestra intención ha sido la de poner a disposición de alumnos y profesores una herramienta de trabajo completa que permita:
Reconocer que existe una dificultad y estar al tanto sus posibles causas.
Conocer los fundamentos teóricos de las preposiciones en ambas lenguas.
Ofrecer distintos tipos de actividades prácticas.
Y todo ello, pensando siempre que la dificultad existe y, por lo tanto, el error, pero que, colocado el error en su dimensión adecuada, con la terapia apropiada, se puede superar.
[1] Entre otros, a modo de pequeña muestra, S. Fernández (1997, 159), I. Santos Gargallo (1992), Gabriela Vázquez (1991) Camprubi (2006, 11).
[2] Gómez Torrego[2] (2002) matiza que algunas preposiciones en ciertos contextos no tienen significado léxico alguno; son, pues “meros índices funcionales”, como la preposición a de los complementos directos de persona o la preposición de en algunas estructuras.
[3] La elección del orden y del agrupamiento de las preposiciones no ha sido arbitraria, sino que se ha basado en las estrechísimas relaciones existentes entre cada preposición del primer grupo, por una parte, y del segundo, por otra. Asimismo, se ha dejado de para el final, siguiendo la propuesta de Camprubi.
[4] Camprubi acude a Claude Vandeloise para explicarlo.
[5] Salvo que se quiera enfatizar de manera explícita.
[6]Y no sólo en los errores: la ausencia de los mismos en la preposición de, podría venir perfectamente originada, como hemos tratado de demostrar, por la gran similitud de dicha preposición – incluso gráfica – en ambas lenguas.
[7] Tomadas de: http://www.proverbia.net
[8] Siguiendo el modelo de Vázquez (82).
[9] Los errores 1 y 2 están juntos porque el error es el mismo; solo cambia la frase.
[10] Se ha considerado que este error puede ser producto no solo de la interferencia de la L1, sino de la complejidad en sí misma, tan conocida, de las preposiciones por y para, independientemente de la L1 del estudiante de ELE.
[11] Entendemos, como Bini y Guil (2002, 93/94), que resulta mucho más motivador, claro y útil, un texto completo que tenga sentido.
[12] Ver de nuevo la nota anterior.
[13] Solo se utiliza en México.
[14] Las fotografías están tomadas del banco de imágenes del CNICE. Dado el carácter de esta publicación, parece adecuada su inserción.
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